martes, mayo 7

Raúl Leoni, Acción Democrática y la Tempestad

Hoy se cumple el quincuagésimo aniversario de la muerte del presidente Raúl Leoni, cuya obra debe quedar en la memoria de todos. A estos efectos, en esta misma fecha, se presentará el libro en el Teatro Trasnocho a las 11:00 horas. Raúl Leoni: democracia en la tormenta, en dos volúmenes, con prólogo de Virginia Betancourt Valverde e introducción de la familia Leoni Fernández. El primer volumen de la obra contiene un ensayo de Diego Bautista Urbaneja sobre “la importancia histórica de Raúl Leoni para la democracia venezolana”, así como el estudio del historiador Tomás Straka, titulado “El hombre y su tiempo”. El segundo volumen se titula “Modernizar la libertad: cinco años de administración democrática (1964-1969)”. Allí se publican estudios de Fernando Spiritto, Edgardo Mondolfi, Elsa Cardozo, Guillermo Guzmán, Luis Lauriño, Anitza Freitez, Andrés Cañizales, Mary Martínez, Catalina Banko y Francisco Sáez.

Para entender los logros de la democracia venezolana es necesario conocer la vida de sus protagonistas. Esto es lo que pasa con el libro. Rómulo Betancourt, líder y estadista, biografía política escrita por Carlos Canache Mata sobre el fundador de Acción Democrática. En menos de tres meses se publicaron dos importantes libros sobre dos estadistas de Adeco: Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. (Están pendientes las biografías de Luis Beltrán Prieto Figueroa y Gonzalo Barrios, también líderes fundamentales en la historia de AD). A ello hay que sumar los actos que organiza Héctor Alonso López con motivo del centenario del natalicio de Carlos Andrés Pérez. De esta manera, las nuevas generaciones de venezolanos podrán escudriñar la historia política a través de la vida de sus figuras estelares, quienes organizaron las alianzas y estrategias necesarias para derrotar las amenazas contra la naciente democracia; entre ellos la constante injerencia de Fidel Castro y los ataques de la extrema derecha. Estos políticos de indiscutible autoridad se mantuvieron firmes frente a los ataques del radicalismo antidemocrático y los derrotaron.

Raúl Leoni se formó en sindicalismo, lo que le enseñó la importancia de la negociación y los acuerdos para desarrollar políticas de largo plazo. Los errores cometidos durante el trienio (1945-1948) por el sectarismo tuvieron un alto costo. Y de estos errores que apremiaron el pensamiento de las Adecos, surgió una lección capital: la conciliación y el consenso.

La administración del presidente Raúl Leoni ha permitido consolidar la democracia y derrotar a sus enemigos sin prisa y sin pausa. La agresividad de la guerrilla y el terrorismo fue derrotada por la dirección de Betancourt y Leoni. Y en esto, las fuerzas armadas jugaron un papel importante, gracias a que el poder civil se impuso institucionalmente al poder militar. Esto se debió en gran parte al liderazgo de los líderes políticos de la época, quienes gozaban de prestigio intelectual y eran apoyados por poderosos partidos políticos. Estos atributos cimentaron la autoridad necesaria para gestionar los asuntos militares.

Rómulo Betancourt, por su parte, formó un gobierno de coalición conocido como el “corossol”, en referencia al fruto “verde por fuera y blanco por dentro”. Estos patrones de alianzas y acuerdos fueron los que le dieron una base de apoyo a la naciente democracia. Todo en el espíritu del pacto de Puntofijo, tan vilipendiado por Hugo Chávez y tan elogiado por los demócratas.

La coalición de guanábana terminó porque Copei decidió pasar a la oposición, mientras AD perdía el control de la Cámara de Diputados. Por ello, Raúl Leoni forjó una nueva alianza con Jóvito Villalba y con Arturo Uslar Pietri, quien había sido enemigo político de AD. Esta alianza fue apoyada y promovida por Gonzalo Barrios, entonces Ministro de Relaciones Interiores. Así, el 5 de noviembre de 1964 nació el gobierno de «base amplia», integrado por la Unión Republicana Democrática y el Frente Nacional Democrático, que es el partido resultante de las diversas agrupaciones que apoyaron a Arturo Uslar Pietri en las elecciones de 1963. Esta alianza tuvo una vida corta, ya que la FND dejó el gobierno en marzo de 1966. Quizás debido a la fusión de varios grupos e ideologías incompatibles que conformaron la FND.

El gobierno de Leoni se caracterizó por el crecimiento económico y la construcción de grandes obras públicas. Con ello se demostró que en una democracia se podían emprender tareas de esta naturaleza y que las obras públicas no estaban reservadas a las dictaduras militares. En esta época se construyeron el puente sobre el Orinoco y la represa del Guri.

Durante el mandato de Raúl Leoni se desarrolló una exitosa política exterior. Un ejemplo de ello es la firma, el 17 de febrero de 1966, del Acuerdo de Ginebra entre Venezuela, el Reino Unido y la Guayana Británica. La firma de este acuerdo tiene una historia ligada a gobiernos adecuados. Comenzó con el discurso de Marcos Falcón Briceño -canciller de Rómulo Betancourt- en su intervención ante las Naciones Unidas el 12 de noviembre de 1962. Falcón Briceño expuso las razones de la anulación del laudo arbitral de París de 1899. Gracias a ello, Estados Unidos Unido accedió a discutir la solicitud venezolana. Luego, en el gobierno de Raúl Leoni, su Ministro de Relaciones Exteriores Ignacio Iribarren Borges firmó los Acuerdos de Ginebra el 17 de febrero de 1966. (Tres meses después de la firma, la Guayana Británica se independizó de Gran Bretaña y cambió su nombre por el de Guayana). Este acuerdo apunta a una solución «práctica y satisfactoria» del diferendo y constituye uno de los mayores éxitos de nuestro país en la defensa de su integridad territorial.

El respeto a los valores familiares fue otra seña de identidad del estilo de Raúl Leoni. El significado de la frase «primera dama» cobra notoriedad en su mandato, debido a la presencia de su esposa, Carmen Fernández («Doña Menca»). Ella no interfirió en el trabajo de gobierno o política. La recordamos por su prudencia, su sencillez y su calidad humana. Así que fue un matrimonio bien avenido que representó en gran medida los mejores valores de la familia venezolana.

El libro Raúl Leoni: democracia en la tormenta permite profundizar en el estudio de la vida del estadista adeco. Recordarlo debe servir de incentivo para estimular la unidad necesaria para salvar la acción democrática. Ha sido el gran partido de la democracia venezolana, defensor de nuestro petróleo, nuestro territorio y nuestra libertad. El espíritu de unidad que despierta la publicación de los libros sobre Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, así como el próximo centenario del natalicio de Carlos Andrés Pérez, debe ser un ambiente propicio para la reconciliación y demostrar que «el Partido Popular» no tiene no murió.

Sin olvidar que preservar la salud política de AD y defender su destino vital es el desafío de estos líderes que quieren aprender y aplicar la lección de sus fundadores. Este es el desafío de salir de la tormenta. Para lograrlo, nada mejor que recordar a Raúl Leoni, el gran conciliador.


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