miércoles, mayo 15

Europa y el fin de la abundancia

emmanuel macron

Según el presidente francés, Emmanuel Macron, dos grandes amenazas se ciernen sobre Europa: el fin de la abundancia y el fin de la evidencia compartida. Aunque centrado fundamentalmente en Europa, el mensaje, considerado el más serio de un presidente europeo desde la Segunda Guerra Mundial, debería hacer reflexionar a todo el mundo, especialmente al mundo occidental.

“Vemos una serie de crisis cada vez más graves y nuestro destino puede estar condicionado por tener que gestionar constantemente crisis y emergencias”, dijo Macron. Evoca el «fin de la abundancia», trazado por él, entre otros rasgos, con el fin de la liquidez sin fondo, materias primas baratas, productos y tecnologías siempre disponibles y también a precios bajos.

Desde un punto de vista político, el presidente de Francia anuncia el fin de las «pruebas compartidas» y señala que prevalece otra realidad, caracterizada según él como un «gran trastorno, un cambio radical». Advierte no sólo contra formas de conspiración o demagogia, sino también contra la vulnerabilidad de lo que se acepta como principio. “Si alguien creía que la democracia y los derechos humanos eran el pilar teológico del orden internacional, los últimos años han echado por tierra algunas pruebas. Estamos presenciando el surgimiento de regímenes iliberales, la consolidación y fortalecimiento de regímenes autoritarios”.

Macron no es el primero en darse cuenta de esto, aunque puede que lo haya dejado más claro y directo. La misma preocupación está presente, aunque con diferente énfasis, en gran parte de los líderes europeos y, cada vez más, en todos los ciudadanos. Los análisis abundan en la enumeración de conflictos, emergencias, amenazas, miedos, factores de incertidumbre. Se cuestiona la fuerza de Europa, su unidad y su capacidad técnica de respuesta. También la calidad de su liderazgo, su capacidad de interacción y su posición unificada frente a los problemas globales. La sociedad del bienestar está cada vez más amenazada por los problemas de la energía, la inflación, el empleo, los efectos de los cambios ambientales. Pide realismo o ajuste; sin embargo, no siempre son bien recibidos. Con frecuencia tropiezan con la falsa seguridad o la descalificación de la amenaza.

La pandemia, la invasión rusa de Ucrania y las dimensiones aún imprevistas de una guerra que preocupa a todos pero tiene efectos más directos para Europa, han cambiado la perspectiva de los problemas y las prioridades. También la creciente influencia económica de China, con ahora signos de crisis de diversa índole: sequía, ambiental, inmobiliaria, de crecimiento económico, sanitaria, falta de poder adquisitivo por parte de sus habitantes, controlados por un nuevo autócrata. La propia integración de Rusia en la geopolítica global exige una nueva visión, más cercana a la que posibilitó el fin de la guerra fría, impulsada entonces por el último presidente de la URSS recién fallecido y padre de la perestroika, Mijaíl Gorbachov. La integración económica de Rusia en la economía mundial, como gran exportador de energía, minerales y productos alimenticios, pero también como receptor de inversiones extranjeras directas, principalmente de empresas multinacionales europeas, se ha convertido en la actualidad en un factor estratégico desequilibrante, sujeto, por tanto, de una necesaria y profunda revisión.

El llamado de Macron al liderazgo europeo para defender la democracia y la «igualdad real de oportunidades» refleja una visión que va más allá de la situación y se afirma sobre los méritos. Su llamado a la unidad a los franceses y su advertencia sobre los riesgos de «conspiración, catastrofismo o demagogia» justifican el pedido presidencial a sus ministros de hablar muy claro a la población. Recuerda un poco al «sangre, sudor y lágrimas» de Churchill, pero, sobre todo, ilustra el mensaje realista y constructivo tan necesario en un mundo en conflicto y profundamente agitado por cambios que trascienden las estadísticas y afectan considerablemente la vida de las personas. .

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