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Venezuela, el espinoso camino para normalizar relaciones con Colombia

Iván Márquez, Maduro, El Nacional-con
Nicolás Maduro. Foto: Prensa Miraflores

Si bien la puesta en marcha para el restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela ha comenzado a funcionar desde la llegada al poder de Gustavo Petro, por el momento, más que una materialización de los hechos, solo ha habido citas y discursos que no terminan. siendo efectivo, en parte porque existen algunos problemas por resolver en el marco del deterioro de las relaciones bilaterales.

Caracas, que ha mostrado interés en normalizar la relación lo más rápido posible, se ha topado con un vecino que parece querer ir más despacio, aunque con un claro interés en retomar las relaciones a diferentes niveles: comercial, migratorio, de seguridad, diplomático y , parece más urgente, la reactivación de fronteras.

Durante la visita del 28 de julio al estado fronterizo Táchira del canciller colombiano, Álvaro Leyva, donde coincidió con su homólogo venezolano, carlos faríaque a partir del 8 de agosto la restauración sería una realidad, siguió una serie de anuncios e intenciones de ambos lados.

El martes, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, aseguró que, por instrucciones directas del presidente Nicolás Maduro, buscará comunicarse con su homólogo colombiano con miras a restablecer las relaciones militares.

Ese mismo día, el mandatario venezolano dijo a través de un video que “le tendió la mano (a Gustavo Petro) para que trabajen juntos”. Luego surgió el rumor de una posible visita de Maduro a Bogotá, escenario que Petro declinó, aunque insistió en que su gobierno buscaba restablecer «las relaciones comerciales, culturales, sociales, familiares y militares».

Prueba de ello es apenas dos días después, cuando Venezuela y Colombia designaron a sus respectivos embajadores para avanzar en la normalización de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2019 tras el reconocimiento por parte de Iván Duque del opositor venezolano Juan Guaidó como presidente interino.

El excanciller Félix Plasencia ha sido nombrado embajador en Bogotá, mientras que el exsenador Armando Benedetti será enviado a Caracas, en lo que se considera un gran paso para fortalecer el vínculo plagado de tensiones que llevaron a la pérdida de contactos diplomáticos y al cierre de consulados y vuelos, así como cruces fronterizos.

Armando Benedetti viajará a Caracas para restablecer relaciones. Foto: Mauricio Moreno. El tiempo

“Si bien el propio Petro ha dicho que este es un proceso que se dará de manera paulatina, el gobierno de Maduro quiere acelerarlo e incluso abrir la embajada la próxima semana, ya que busca desesperadamente el reconocimiento internacional para Colombia”, le dijo. a El tiempo Daniel Arias, experto en desarrollo regional.

Para Arias, la actitud de Petro radica en que no puede correr el riesgo de que los elementos antimadures presentes en Colombia “se levanten contra él” al asegurar que apoya a “un enemigo”. “Por tanto, va a ser un proceso muy lento y negociado porque tampoco quiere la ira de Estados Unidos”, explica el politólogo.

A esto se suma que si bien anunciar la reanudación de los servicios consulares parece fácil, aún queda mucho camino por recorrer. Por lo tanto, Venezuela presentó una de sus cartas más fuertes. Plasencia es un diplomático de carrera con más de 30 años de servicio.

El diplomático y profesor universitario Jesús Mazzei, que conoce Plasencia desde el inicio de su carrera, aseguró que «no improvisará».

“Es una figura experimentada, hábil e inteligente para este tipo de escenarios delicados, donde debe evolucionar con un presidente sumamente inteligente, como es Petro”, agrega por su parte Arias.

Por su parte, Colombia ha apostado por Benedetti, que no es diplomático, pero tiene experiencia en política y es especialmente cercano a Petro.

“Probablemente sea una de las pocas personas a las que Petro contesta el teléfono”, dice Ronal Rodríguez, director del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en Bogotá, quien considera este aspecto un plus para restablecer las relaciones.

“Hay que tener en cuenta que Benedetti sabe negociar en situaciones difíciles y tiene capacidad para llegar a acuerdos con jugadores complejos”, añade. Cosa fundamental cuando se estima que la puesta en marcha del andamio consular costará unos 26 mil millones de pesos.

El reto de la frontera

No son pocos los temas candentes que deben resolverse antes de que Venezuela pueda asegurar que ha normalizado sus relaciones históricas con Colombia. La porosa frontera de 2.219 kilómetros será uno de los puntos más delicados, pues es donde confluyen la migración, el comercio y la seguridad en una zona de presencia de guerrillas, paramilitares y narcotraficantes.

Precisamente, Petro dijo el viernes que lo siguiente es la apertura de la frontera no solo para los peatones, sino también para el comercio y la producción. Aunque el paso de peatones en la frontera está abierto pero restringido por horarios, cerca del puente internacional Simón Bolívar los comerciantes se han reagrupado e incluso comienzan a hacer labores de limpieza a la espera de anuncios. Sin embargo, la red de corrupción y delincuencia que rodea a la región es una tarea de la que pocas veces se habla.

“Como parte de esta nueva relación, es importante abordar las prioridades de la agenda de Petro: el medio ambiente y la paz. Esto es muy problemático para Venezuela, que tiene serios problemas ambientales. Además, la paz total en Colombia implica que se reconozca al ELN como actor binacional, algo complejo con un régimen que se niega a reconocer la presencia de la guerrilla en su territorio”, explica Rodríguez.

Foto: Andrés Carvajal

Y es que si bien se ha denunciado reiteradamente la presencia de grupos irregulares en Venezuela, el chavismo prefiere guardar silencio. Incluso, la muerte de líderes de las disidencias de las FARC en territorio venezolano no ha sido tema de discusión pública por parte de Maduro, al punto que se mantuvieron los rumores sobre el presunto ataque a “Iván Márquez” y su refugio en los hospitales de Caracas.

Según Arias, los comentarios hechos por gobiernos anteriores sobre el refugio seguro de la administración venezolana para las disidencias de las FARC y el ELN deben ser aclarados para que las relaciones militares puedan restablecerse.

Migrantes en el punto de mira

El tema migratorio es crucial, ya que miles de personas cruzan la frontera todos los días y Colombia alberga a dos de los seis millones de venezolanos que han migrado por la crisis que vive su país.

Este es un tema que genera temor y que ha sido tratado con pinzas por la nueva administración colombiana, dado que la sola mención de un posible plan de retorno voluntario ha levantado sospechas en un área muy sensible.

En este sentido, Rodríguez señala que la continuidad del estatus de protección temporal, lograr que la gestión de la migración esté orientada hacia la integración, combatir la xenofobia y ejercer la diplomacia para la obtención de recursos deben ser algunas de las prioridades a considerar.

Pero el campo político está bajo presión. Guaidó, consciente de la pérdida de Colombia como aliado, criticó esta semana las decisiones de Petro. «Hubiera esperado que lo primero que hubiera hecho el presidente Petro fuera atender a los más vulnerables, no nombrar embajadores», dijo.

Foto: Jaime Moreno. El tiempo

monómeros

Por otro lado, el presidente colombiano dijo que uno de sus objetivos es «lograr que el precio de los fertilizantes que se van a producir en el campo se reduzca significativamente para abatir el precio de los alimentos», refiriéndose en Monómeros, la petroquímica subsidiaria de Petróleos de Venezuela con participación del Estado colombiano y que Guaidó tomó el control en 2019 en medio de disputas legales.

La empresa, que se ha convertido en un caldo de cultivo para la corrupción -en 2019 los gastos relacionados rondaron los $4.000.000, según fuentes extraoficiales-, consiguió desde este jueves nuevo director y directorio, luego de que el gobierno de Nicolás Maduro y los accionistas venezolanos presentaran el acta de ese efecto

A partir de ahora, será la Superintendencia de Sociedades la que defina la futura gestión de la empresa, que poco a poco volvería a manos del chavismo.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha insistido en que busca restablecer «las relaciones comerciales, culturales, sociales, familiares y militares» con Venezuela.

El comercio, una prioridad

Debido a que la normalización reactivaría el comercio, que rozaba los $7.200 millones en 2008 pero colapsó con el cierre parcial de fronteras en 2015 y total en 2019, este parece ser uno de los aspectos más importantes, menos para Maduro, cuando la colombo-venezolana Cámara maneja proyecciones de 800 a 1.200 millones de dólares en 2022, después de que el año pasado la cifra rondara los 400 millones.

Pero el politólogo Arias advierte que “habrá que ver cuál será la verdadera relación transfronteriza para que Colombia pueda tener relaciones políticamente neutrales sin caer en conflictos con la oposición”.

Y es que quienes se destacan más debilitados en el panorama actual son los opositores venezolanos, incluso solicitados por Maduro para ser extraditados por Colombia, como es el caso de Julio Borges, acusado de ser el autor intelectual del asesinato frustrado del presidente venezolano.

Para Mazzei, lo más urgente es tener un jefe de misión en ambos países. “Permitiría establecer relaciones en un amplio margen, dejando espacio no solo para los negocios, sino también para la academia y la cooperación”.

Y es que en todo este entramado por resolver, Mazzei advierte que uno de los puntos más importantes será si Petro se impondrá con la izquierda radical, que representa Maduro, o si, por el contrario, se alineará con una izquierda moderada criada por Gabriel Boric en Chile, a quien ya conoció.

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Fito Saenz Olvera

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