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“No entendemos, Maduro”

Las últimas semanas han sido devastadoras para Nicolás Maduro que, mientras clama por la devolución del oro de Londres, otro lío se abre paso en Argentina: exige airado la devolución de un avión y preocupa a pocos tripulantes. Son movimientos que solo lo benefician a él y a su séquito criminal, por eso entendemos la ira de payaso. A su vez, han estallado masivas protestas gremiales y gremiales en las que los trabajadores venezolanos exigen legítimas reivindicaciones que ya ganaron y que Maduro se empeña en desconocer y pisotear, lo que es verdaderamente impropio de quien llamó “presidente obrero”.

Es tan desmedido el descaro del usurpador en lo que reclama públicamente, que además de tener el cinismo de considerar como un ultraje la acción de la justicia en estos países, convoca marchas absurdas para mostrar un apoyo popular artificial en el que nadie solo tiene una participación. . Mintió descaradamente cuando dijo que “el pueblo de Venezuela ha salido a las calles a dar un mensaje contundente al mundo”, en un vano esfuerzo por transformar el oscuro propósito que realmente impulsa la existencia de este hurto y esta pandilla en defensa de la Nación. .

Ante este bochornoso panorama, el autócrata tiene la osadía de asegurar que lo ocurrido le provoca profunda indignación y ha pedido que cesen los atropellos contra Venezuela, pero nada dice de los atropellos que él y su gobierno infligen a diario a los venezolanos, que viven una calamidad. en los derechos fundamentales y son sometidos a otros tratos inhumanos.

Quieren que la gente se sacrifique por ellos solo para mantenerse en el poder, y eso es evidente cuando hacen un llamamiento audaz al pueblo y a la clase trabajadora para que estén listos para salir a las calles en defensa de la estabilidad, pero lo que no dicen es que se refiere al suyo propio y al de su entorno delictivo. ¿Defender las acciones criminales de un autócrata tiene algo que ver con defender la nación?

Además, estos simulacros que organizan desde Miraflores no tienen otro fin que defender lo indefendible y distraer a la gente con apuestas que no comprometan su permanencia en el poder. Por eso no dejamos de poner la lupa sobre lo que está pasando en el país con las movilizaciones por el reclamo de derechos laborales que, aunque no es la primera vez que ocurren, no podemos desaprovechar esta oportunidad para capitalizarlo. energía cívica. , y organizarlo con el fin de promover un objetivo claro y estratégico para salir del drama por el mecanismo más eficiente y rápido posible, el voto. Estoy convencido que es gracias a esta poderosa herramienta que lograremos el cambio que demanda Venezuela. Las manifestaciones son el espacio ideal para reunirse y organizarse en torno a una causa que nos afecta a todos.

Este es el mensaje que hay que difundir ampliamente, que en todos los espacios se habla de la necesidad de organizarnos para recuperar la confianza en nosotros mismos y en el poder que nos da el voto. Cuando actuamos impulsados ​​por una causa real, la causa del pueblo, la causa de los venezolanos, la solidaridad se multiplica y aflora la valentía combativa del venezolano.

Una vez que recuperamos la confianza en nosotros mismos y en el voto, apenas se lleva a cabo un proceso electoral, nada ni nadie puede invisibilizar y revertir la participación de millones de personas que votan contra los criminales que han llenado de miseria y hambre al país.

Si realmente queremos una nueva Venezuela, primero debemos convencernos de que somos los dueños del poder. Un enorme poder que aún tenemos que usar en todo su potencial, porque una vez que lo hayamos hecho, la victoria es segura. Cuando hayamos triunfado, todos los derechos que nos han arrebatado, y cuya restitución venimos exigiendo durante años a través de protestas como las que hoy se realizan, volverán en beneficio de todos. Pero para eso hay que empezar a estimular el voto como bandera de lucha e instrumento para la conquista del poder.

Por ejemplo, uno de los temas primordiales en estas protestas ha sido la educación pública, que como todos saben está en cuidados intensivos por culpa del gobierno, que no está interesado en invertir en ella, porque sus esfuerzos apuntan a llenar los bolsillos de los maestros. , entre otros; pero los valientes y luchadores del gremio de la educación dieron una gran pelea y nos mandaron un mensaje que la constancia y la constancia dan sus frutos, porque a pesar de las amenazas y ataques de los cómplices de Maduro, tuvo que anunciar que en los próximos días honrará la deuda salarial tras la presión de la calle. fue derrotado El poder popular organizado y firme ha triunfado.

Esto debe llamarnos a la reflexión y motivarnos. Este resultado de la lucha magisterial nos dice claramente que con responsabilidad cívica, mediante acciones encabezadas por nuestros líderes naturales y sin violencia, encaminadas a salvar la confianza en el voto, garantizaremos la victoria. Derrotar la tiranía es posible y sólo requiere una organización autónoma sin sesgo político partidista, pero con la máxima energía social.

Después de derrotar al autócrata, nuestra historia cambiará para siempre. Avanzar con decisión en la promoción del voto es el camino más seguro y democrático que existe. Esta victoria nos llevará, como pueblo, a reconquistar Miraflores, a expresar con gran dignidad y orgullo, al usurpador: “No entendemos, Maduro”, como dijo uno de los dignos maestros que valientemente estuvo presente en las manifestaciones. Ella tiene razón.

La entrada «No entendemos, Maduro» apareció por primera vez en EL NACIONAL.

Hildelita Carrera Cedillo

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