viernes, abril 19

Las tres razones por las que la marcha en defensa del INE fue tan importante

Nota del editor: Jorge G. Castañeda es colaborador de CNN. Fue Secretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003. Actualmente es profesor en la Universidad de Nueva York y su libro más reciente, «America Through Foreign Eyes», fue publicado por Oxford University Press en 2020. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente los autores. Puede encontrar más artículos de opinión en CNNe.com/opinion.

(CNN Español) — La marcha del domingo 13 de noviembre en la Ciudad de México, en defensa del Instituto Nacional Electoral, fue de gran trascendencia en el país por tres motivos.

Primero, porque demostró que las clases medias del Valle de México, la zona más poblada del país, en realidad abandonaron al presidente Andrés Manuel López Obrador y su cuarto proyecto de transformación de una manera más contundente de lo que se había visto antes. Ahora. En segundo lugar, el PRI, que había vacilado en su oposición a la reforma del INE propuesta por el gobierno, ya ha tomado una posición francamente contraria y probablemente irreversible.

Tercero, la marcha era importante porque podía ser el inicio de la reconstrucción de una alianza electoral opositora que llevaría a una eventual victoria en las elecciones para gobernador del Estado de México en 2023 y para la presidencia de la República Mexicana, en 2024.

Según la firma de investigación Parametría, desde las elecciones intermedias de 2021 para la Cámara de Diputados y varios gobiernos estatales, las clases medias mexicanas, que habían votado por Morena en 2018, han iniciado un proceso de distanciamiento de la coalición de López Obrador. Esto se pudo verificar en los resultados de las principales metrópolis del país -Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, León, Mérida y varias más- donde se concentran estas clases medias, y en las encuestas a boca de urna que arrojaron que las personas con estudios superiores o ingresos por encima de cierta cantidad, ya han votado en una proporción muy por debajo del promedio de los candidatos de Morena, el partido de López Obrador.

La marcha del domingo 13 en defensa del INE no fue por supuesto puramente burguesa. Reunió a gente de muchos sectores en gran parte del Valle de México, ya gente de varios sectores en muchas otras ciudades. Pero es cierto, como han comentado varios analistas, que fue una protesta principalmente de la clase media, con estudios superiores, de cierta prosperidad, en una ciudad cada vez más -precisamente- de clase media.

El tema de la defensa de la democracia mexicana, de las instituciones electorales, de todo lo que se ha construido en el país desde la década de 1990, es propio de este tipo de sectores, no porque los sectores populares no participen con entusiasmo y no consideren las conquistas democráticas. de los últimos 30 años, sino porque tienden a abrazar causas más cercanas a su vida cotidiana por razones estrictamente económicas y sociales.

El segundo sentido de la marcha es que en ella participó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que como se ha dicho, había vacilado en su rechazo a la reforma de López Obrador que hubiera desmantelado el INE, en la elección de asesores y magistrados de la Corte Electoral por sufragio universal, al reducir sus facultades y los recursos de que dispone la institución. Sin estos votos, no será posible aprobarlo.

El PRI estaba en marcha, no todo el PRI, no todos sus diputados, senadores y gobernadores, pero sí muchos de sus dirigentes. Llevaban carteles o pancartas, coreaban consignas, se codeaban con cientos de miles de manifestantes en toda la República, según figuras de la oposición. El gobierno, por su parte, dice que hubo menos participantes. En resumen, prometieron rechazar la reforma electoral de López Obrador.

Esto significa, en la práctica, votar en contra de la reforma en el Congreso y abstenerse de entrar en la dinámica de negociación con el gobierno. Esto implica renunciar a intercambiar capítulos «buenos» por capítulos «malos» y renunciar a algunos puntos para obtener otros. Los obliga a volver a negarse a aprobar cualquier cambio constitucional, posición que nunca debieron abandonar, ya resistir cualquier amenaza o extorsión, abierta o velada. No para sacrificar, sino para encontrar una manera de mantenerse libre sin someterse. Hay cómo.

Tercero, la marcha podría ser un hito en la historia política mexicana reciente porque después de la protesta, el PRI podría envalentonarse. De hacerlo, se recompondría la alianza con el PAN y el PRD -llamada Va por México- y esto no solo funcionó en las elecciones de 2021, sino que se consolidó.

Esto posibilitaría una victoria de la oposición en las elecciones de 2023 para gobernador del Estado de México, la entidad más poblada del país. Este resultado, de concretarse, permitiría reconstruir la alianza para la presidencia, las gobernaciones y el Congreso para 2024 y, en una de ellas, resultaría en una victoria de la oposición.

No es seguro que esto suceda. Todavía existen muchos obstáculos para reconstruir la alianza, incluido el uso constante de López Obrador de presionar a los diputados y senadores del PRI para que voten a favor de sus reformas so pena de ser denunciados y, en su caso, procesados ​​por actos de corrupción.

Además, la hipotética reconstrucción de la alianza Va por México para 2023 y 2024 aún enfrenta varios desafíos. Acordar presentar candidaturas conjuntas a 500 diputados, 128 senadores, una decena de gobernadores en importantes estados como Jalisco, Veracruz y Puebla, el jefe de gobierno de la capital y sobre todo, un candidato a la presidencia de México, es una tarea hercúlea . Y, además, por supuesto, esta oposición debe encontrar una candidatura única y competitiva para el cargo de este jefe de Estado, lo que no es fácil en estos momentos.

Pero, en cualquier caso, caminar puede ser un punto de inflexión. Quizás la mayor confirmación de ello fue la reacción del propio López Obrador, quien mostró su extremo fastidio por el tamaño y entusiasmo de los participantes.

Tanto es así que decidió convocar su propia marcha, que pretende encabezar el próximo 27 de noviembre. La diferencia -claro- entre la marcha en defensa del INE y la de exaltación del gobierno es que todos los recursos del Estado mexicano serán destinados a alimentar la de Morena, mientras que la de la oposición -porque lo que fue: una marcha opositora- se llevó a cabo exclusivamente bajo el auspicio de las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos que participaron en ella.

Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo