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El preso político del que la CPI ya tenía un «expediente» para abrir una investigación

Vasco, en tu memoria

El caso de Vasco Da Costa es uno de esos terribles casos que han sido documentados por el Instituto Casla, que solo bastó para que la Corte Penal Internacional abriera una investigación por persecución sistemática, detención arbitraria y tortura física, psicológica y blanca contra el mismo. persona durante casi dos décadas, ejecutado por el Estado venezolano. Así lo denuncié ante dicho Tribunal ya él me referí cada vez que revisé la situación de Vasco, el sufrimiento que padeció en las diversas cárceles donde fue injustamente privado de la libertad.

El 9 de julio de 2018 solicité ante la Fiscal Jefe de la CPI, Fatou Bensouda, la conformación de una “Misión de Campo”, tomando como base el caso de Vasco Da Costa y otros dos, y escribí lo siguiente:

“Mi preocupación es que ha aumentado la atrocidad, la traición y la crueldad contra las personas perseguidas y hasta encarceladas, y no ha cesado el delito de tortura, sino que incluso han introducido nuevos métodos, o mejor dicho, nuevas formas en que los métodos utilizados hacen mas daño. o son más dolorosos, con el fin de obtener confesiones de las víctimas o acusaciones contra otros. Esto significa que aquellos que ejecutan órdenes están capacitados para usar estos métodos y lograr sus objetivos. Personas que ya han sido torturadas y cuyos casos, como ya dije, están en mi denuncia ante esta Corte, son nuevamente sometidas a estos métodos, y nuevas víctimas han dicho cosas aberrantes, que describo en mi nueva denuncia ante esta Corte. Ante esta realidad, la gravedad e impunidad de los casos, y con el único propósito de poner fin a la continuidad del delito de tortura, en los casos de personas vulnerables que se encuentran bajo la custodia del Estado, consideradas como presos políticos y disidentes a quienes considero expongo en este escrito, solicito respetuosamente que el Ministerio Público que usted dirige considere la posibilidad de formar una «misión de campo» en territorio venezolano, actividad autorizada mientras se realiza el examen preliminara fin de realizar las consultas necesarias con las autoridades competentes y las partes interesadas (víctimas, familiares, abogados y organizaciones no gubernamentales)”.

Vasco Da Costa, ciudadano venezolano-portugués, ha sido perseguido, encarcelado y torturado sistemáticamente desde 2004. En esa ocasión fue detenido por agentes de la Policía Política Disip (hoy Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin), sin orden de aprehensión. de rebelión, siendo asesor del Parlamento Andino con inmunidad diplomática. Fue recluido en la sede de esta organización en El Helicoide, encabezada en ese momento por el General Miguel Rodríguez Torres, y sufrió terribles torturas, entre ellas descargas eléctricas, asfixia con bolsas plásticas llenas de gas lacrimógeno, golpes con palos.. con puntas de clavos, lo colgaron de las muñecas y lo golpearon hasta que se desmayó, entre otras torturas. Posteriormente, luego de 40 días de detención, fue puesto en libertad por falta de pruebas y no hubo ningún tipo de investigación judicial sobre las torturas a las que fue sometido.

El segundo arresto se produjo el 24 de julio de 2014, tras ser acusado de presuntos intentos de desestabilización, por un “patriota cooperador” o presunto informante de los que utiliza y utiliza el régimen de Maduro para vincular a opositores con delitos políticos. . Su audiencia preliminar fue pospuesta 22 veces. Estuvo detenido en el centro penitenciario El Rodeo II, en Guatire, estado Miranda, en condiciones infrahumanas, luego en mayo de 2015 fue trasladado al centro penitenciario 26 de Julio, donde estuvo recluido hasta mayo de 2016.

Allí, Vasco pasó un año encerrado en una celda de castigo, que parecía una cloaca, construida bajo tierra, sin puertas ni ventanas, cuyas dimensiones eran de unos 2 x 2 metros. Había una puerta a modo de tapa, arriba de la celda, por donde paseaban los guardias y cuando notaban que estaba muy deteriorada (cada 15 o 20 días), la sacaban para pasear y tomar el sol.

El agua que bebía era la misma que caía en la pequeña fosa séptica del lugar, donde debía hacer sus necesidades fisiológicamente, y solo se le suministraba 10 minutos al día. La ingestión de agua no potable le provocó repetidas enfermedades gastrointestinales y forúnculos infecciosos en la piel y la cabeza. La comida que proporcionaban era escasa y, a menudo, se echaba a perder. Vasco perdió 42 kg de peso. Una vez estuvo 10 días sin lavarse, comiendo en el piso, por donde pasaban ratas y cucarachas. No había sol.

El 6 de mayo de 2016 fue trasladado a otra celda denominada “H1” en el mismo centro penitenciario, donde alternaba con varios presos comunes. En esta nueva celda se le mantuvo bajo vigilancia con cuatro cámaras de seguridad, sin reproducción ni distracción.

Fue nuevamente torturado y maltratado por negarse a gritar consignas políticas mientras estaban alineados en el patio para contarlas, orden dictada hasta hace poco por la ministra de Corrección de Maduro, María Iris Valera, quien sabía de la situación de Vasco Salud. Todos los presos tenían que gritar «Viva Chávez y viva Maduro» y Vasco siempre se negó a hacerlo. En una ocasión, fue amordazado, esposado y brutalmente golpeado por los guardias de la prisión por negarse a decir estos lemas políticos, y lo encerraron nuevamente en la celda de castigo parecida a una cloaca en la que había estado antes.

Cuando lo «echaron dentro de dicha celda», se hirió gravemente el pie, sin saber qué le había causado la herida por la oscuridad del lugar, y estuvo en esta condición, sin recibir agua ni comida durante 4 días. Permaneció más de tres semanas, sin recibir atención médica, y la herida abierta y profunda se infectó, y cuando los guardias accedieron a llevarlo a la enfermería, tras las denuncias que hicieron públicas la familia y el abogado, la gravedad era tan grave que el médico que lo atendió dijo que Vasco podía perder el pie a menos que le administraran antibióticos por vía intravenosa de urgencia para atacar la infección. Posteriormente, fue sancionado por más de dos meses, incomunicado, sin salir al sol ni hacer ejercicio, por seguir negándose a corear consignas progubernamentales.

A seguir…

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Hildelita Carrera Cedillo

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