viernes, mayo 3

¿Cómo son las ofrendas de Día de Muertos en México?

(CNN Español) — Entre el 1 y 2 de noviembre los mexicanos realizan una serie de rituales que encuentran su máxima representación en la ofrenda del Día de Muertos: altares llenos de colores, sabores y olores que se colocan cada año no solo en la intimidad de los hogares sino también en oficinas, hospitales y plazas públicas del país para honrar la memoria de los que ya no están y recibir sus almas, aunque sea por una noche, en el mundo de los vivos.

Es una fiesta, una celebración de la muerte que toma como punto de partida las raíces indígenas de las culturas indígenas de Mesoamérica, según los historiadores, para fusionarse con las creencias católicas y dar origen a una fiesta que sigue evolucionando en el tiempo.

¿Sabes cómo son las ofertas y qué elementos las componen?

La ofrenda de Día de Muertos, según el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (Inpi) de México, forma parte de un ritual cuya intención es “estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su memoria, con su vida”.

Y para recordarlos y recibirlos en su regreso al mundo terrenal para compartir con los vivos, de acuerdo a las costumbres de la población mexicana, se erigen altares llenos de colores, sabores y olores: flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar y chocolate, pan de los muertos, agua, velas, frutas, vino, mole y todas las comidas y bebidas favoritas de nuestros antepasados.

No es más que un reflejo del sincretismo entre dos culturas: la cosmovisión de los pueblos indígenas y las creencias religiosas del catolicismo.

“Los europeos ponían flores, ceras, velas y candelabros; los indígenas añadían incienso con su copal y comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl)”, precisa el Inpi.

Ciudad de México se llenó de color para celebrar a los muertos 2:03

El historiador Héctor Zarauz, autor del libro «La fiesta de la Muerte», destaca otros elementos agregados durante la conquista.

“Cruces, que son representaciones del catolicismo, o ciertas bebidas que se añaden a la ofrenda de difuntos, bebidas destiladas que antes no existían. Lo que es muy tradicional hoy en día, el pan de muerto, y la harina tampoco existe”, Zarauz le dijo a CNN.

Entre cempasúchil, calaveritas de azúcar y papel picado: los elementos que componen la ofrenda de Día de Muertos

(Crédito: PEDRO PARDO/AFP vía Getty Images)

La ofrenda de Día de Muertos puede variar según la región del país en la que nos encontremos, pero hay una serie de elementos que son imprescindibles y que encontrarás en la mayoría de los altares, que suelen estar organizados en varios niveles que simbolizan el camino recorrido. por los muertos

Hay dos niveles que representan el cielo y la tierra. Luego están los de tres que representan el cielo, la tierra y el inframundo. Finalmente, el de siete niveles simboliza las siete etapas que el alma debe atravesar para ingresar al más allá, según las creencias mexicanas.

Los altares u ofrendas se colocan, según la tradición, a partir del 31 de octubre y están listos para recibir a los seres queridos en la madrugada del 1 y 2 de noviembre, días centrales de esta fiesta. El primero recuerda a los niños fallecidos y el segundo a los adultos.

Estos son los elementos esenciales de una ofrenda o un altar de muertos:

Agua: las ofrendas generalmente hacen un guiño a los cuatro elementos de la naturaleza, incluida el agua que simboliza la pureza y se ofrece a las almas para saciar su sed después del largo viaje.

La sal: Es el elemento de purificación, se utiliza para que el cuerpo no se corrompa, durante su ida y vuelta para el año siguiente.

Velas y Velas: En el México prehispánico se utilizaban rodajas de ocote. En la actualidad, la vela se utiliza en sus diferentes formas: velas, candelabros o ceras. La llama que producen significa «luz», fe, esperanza y sirve de guía para que las almas regresen a sus antiguos lugares e iluminan el regreso a casa.

Cruces de Copal, Incienso y Ceniza: Para los indígenas, el copal era un elemento de oración y alabanza a los dioses, mientras que el incienso se incorporó con la llegada de los españoles. Se utilizan para limpiar el lugar en caso de que haya espíritus malignos. La cruz de ceniza es para que el alma llegue al altar y pueda expiar sus pecados pendientes.

Flores de cempasúchil: La tradición dice que es a través del color naranja de esta flor que las almas de los muertos encuentran su camino hacia el mundo de los vivos.

Cempasuchil, la flor que adorna el Día de Muertos 1:47

Comida, bebida y pan de muerto: La finalidad de la comida es deleitar a los muertos que visitan la ofrenda, por lo que siempre se colocan sus platos favoritos. Para los adultos se suelen servir bebidas alcohólicas -son comunes el ron o el tequila- que les recordarán sus momentos felices. Mientras a los niños se les ofrecen dulces típicos.

El pan de muerto se incluye como el «cuerpo de Cristo», según las creencias católicas, y el chocolate que, en la tradición prehispánica, se preparaba con el agua que usaba el alma para lavarse, impregnando así la esencia de el difunto

Calaveras de azúcar: los médiums nos recuerdan que la muerte siempre está presente; los pequeños están dedicados a la Santísima Trinidad y los grandes al “Padre Eterno”. Las culturas mesoamericanas tomaban los cráneos de los prisioneros sacrificados y los formaban en fila para honrar a los dioses, el altar se llamaba tzompantli. Las calaveras aluden a esta tradición prehispánica.

Papel triturado y petate: El papel picado se usa comúnmente para representar el aire, además de darle un toque festivo. El petate sirve para que descansen los muertos y puede funcionar como mantel para colocar los objetos.

Fotos: las fotos de seres queridos que ya han fallecido son uno de los elementos centrales del Altar de Muertos ya que muestran a quién está dedicada la ofrenda.

El izcuintle: El izcuintle es un cachorro prehispánico cuya figura se ofrece en los altares dedicados a los niños como juguete para que las almas de los pequeños estén felices cuando lleguen al banquete. El cachorro de izcuintle es quien ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán, el inframundo de los mexicas.

Con información de Krupskaia Alis

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *